sábado, 6 de junio de 2015

No es justo, mamá, no es justo.

No es justo, mamá, no es justo.

Que tu llama se apaga en el fuego azul de tus ojos,
que el suelo que pisas fenece con tu débil voz,
que la noche se hace presente en el día en el rectángulo de la casa,
que el castillo se desmorone entre tus neuronas,
que el miedo se apodere de ti en el crepúsculo.

Que no hay besos en mil ternuras,
que no llegue el invierno  en cada día que pasa,
que no pase el tiempo, que se detenga,
que no me dejes abandonada a la bonanza
 en la oscuridad de la penumbra.

No puedo decir que te quiero,
que las palabras se me cortan,
que la tempestad se agolpa en las olas de mi sangre
buscando la calma de mi  barca.
Mas,
así estoy, escribiéndote entre lágrimas.


No es justo, mamá, no es justo.

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