En este camino de
adormideras,
mi corazón se abre.
En este silencio
abandonado,
te hablo:
“Padre nuestro que estás
en los Cielos,”
pero, qué haces allí?
Ven, Hombre, trabaja, si
puedes.
“Danos el Pan de cada
día”.
No sé que te pasa,
o acaso no te das cuenta
que hay gente con hambre.!!
En esta noche larga donde
nos encontramos,
Tu y yo,
“Hágase tu voluntad”,
pero y la mía???
Si sabes mis anhelos antes
que yo,
para qué quieres que
decida??
Vamos, pronto, aquí se
hace lo que TÚ digas!!
así que no me
entretengas.
“En la hora de nuestra
muerte”,
quizás el día que yo
decida,
o TÚ,
nos veremos las caras,
te daré las Gracias.
De un lado a otro del
puente,
mis brazos se extienden,
mis puños se cierran.