Me siento como la espuma
del mar,
envolviendo la arena con
mi caricia
yendo y viniendo
constantemente rota.
Me siento como campanilla
amarilla de primavera
que renace en el campo
con alegría,
mecida lánguidamente por
el viento.
Me siento gorriona
saliendo del nido,
en sus primeros vuelos de
alas abiertas,
caída en picado en esta
gravedad perpetua
remontando hasta subir a
la cima.
Me siento como lluvia
fina de primavera
en el prado de los
sueños.
Después de tantos años
me quedo,
con sonrisas perdidas en
el recuerdo,
con miradas lejanas
ajenas a mi esencia,
con rasguños curados en
tiritas.
Me siento contenta
allí ya no vuelvo,
me sacudo las plumas,
dejando paso a la
narcosis del olvido.