La
cola de mi vestido de novia,
echó
raíces.
En
un laberinto de deseos,
bajo
la sombra de los árboles,
tocada
por la amargura del tiempo,
en
una historia incierta
donde
se escribe
engaños
con delitos.
Atrás,
se
pierde el tiempo,
ni
avanzando
ni
reconstruyendo,
en
un reproche continuado,
amordazado.
La
cola de mi vestido de novia,
echó
raíces
en
esa
ilimitada
evocación
de
un espejismo.
Marina me gustó este poema, gracias por compartir.
ResponderEliminarMarina me gustó este poema, gracias por compartir.
ResponderEliminar