He abandonado mi escoba,
de bruja y mala.
He barrido tantos caminos
sola,
me ha dicho tantas veces:
“espera”,
que aparco
mi esperanza,
en un árbol de la
carretera.
Se deshace mi luz
en la continua demora,
donde el sueño no se
alcanza,
y el acero se hace más
frío,
en mi sonrisa.
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