A
Conchi Calle, María José y Marí Carmen Tenllado.
En
el agua de vida que bulle en el cazo
deposito
las hojas de mi té preferido
y el
contenido de la pequeña olla
cambia
el color del líquido y lo degusto
con
esa mezcla que luego remuevo
con
mi cucharilla y el azúcar blanco.
El
marrón de la infusión caliente,
es
perfecta mezcla que llena huecos
en
un cuerpo que a veces, es harapo.
Hace
revivir esta mixtura cada arroyo
que
nutre a mi corazón lleno de afecto.
El
aroma del té, en mi, es aire contenido
de
semblanzas y recuerdos en pensamientos,
confidencias y en silencios callados
-bajo secreto de confesión como si fuese
la
extremaunción última del desahuciado-
o
risas que se suben por las paredes
como
el escalador en su montaña.
En
la calidez del té y sus distintas fragancias,
como
la mezcla de la canela o del azahar
o la
menta -que son frescas en el campo-,
con
ellas siento ser la primera persona
de
un plural contenido sobre nubarrones
y
soles estando al borde del camino
y
nos recogemos con las manos abiertas
sin
encender luces ni dejando señales
de
humo en un fuego de hogar gestadas.
Con
ellas solo con ellas,mis amigas,
me siento libre
sorbiendo
poco a poco una taza de té.
No hay comentarios:
Publicar un comentario