sábado, 12 de abril de 2014

Desilusiones.



Me siento escombro
de mi propio despojo.
Trazado humeante
entre líneas discontinuas
de desesperanza
en mi propio cuerpo,
en mi alma.

Pesadilla.


Durante la noche,
las sombras de las flores
queman el hierro
de los demonios
en mis sueños.


jueves, 10 de abril de 2014

Regalar

Tengo todo tu amor y no me dejas acariciar el mío.

Entre sábanas rosas

Afrodita y Eros,
se unen en tu lienzo.

Recorres
las formas redondas
de mi cuerpo
en este desasosiego
de pasiones enfrentadas.

Entreabres la puerta,
el claro azul de la luz,
penetra en la habitación.

Me miras.

Escondido entre mis manos,
los semicírculos
de mis senos
en la humedad de mi piel
donde guardo pezones
para deleite de tus besos

Rizos amarillos
se deslizan
hacia un lado,
como fuentes de acantilados.

Mientras,
llegando a mi vientre,
emergen
bulliciosas burbujas
encontradas
durante la primavera.

Mi sexo te pervierte,
caemos en amor desgarrado,
violentos encontronazos,
frenesí vehemente
ante tu secreto.

Mientras la luz,
como miel
de la habitación,
se convierte en fruta
de fresa
del sabor de mi boca
en la tuya.

Avergonzada,
bajo la mirada,
te espero
entre sábanas rosas.




viernes, 4 de abril de 2014

Haiku

Inalterable,
ante la primavera,
sonrisa hueca.

Volver a dejar.



Quiero volver a dejar atrás los sentimientos,
envolverme entre mis sábanas,
apoyando mi cabeza
en la que era tu almohada
y,
ser pasto de las lágrimas
por tu indiferencia en el silencio
con

el paso de los tiempos.

jueves, 3 de abril de 2014

A mi hijo.

Reconozco que tu trompeta
suena bien a mi oído
cuanto la tocas.
Tu colonia tiene mejor fragancia,
cuando te respiro, amor.
Tu corazón raro,
golpea cada día,
con alegría,
mis mil sombras.

Tu vida,
mi semilla,
germinó
entre puertas casi cerradas,
sigiloso miedo frío
en noches de invierno olvidadas.

Estás,
te miro,
en una mañana imprecisa.
Te acaricio sin manos,
entre sonidos de cornetas,
con movimientos incontrolados,
de tus dedos ,
relámpago

Tus ideas se agolpan,
te destruyen,
golpeando enjambres,
de indoloras conexiones
y,
con tus ojos
detrás del grosor de tus gafas,
me demuestras

que Dios existe.