Reconozco
que tu trompeta
suena
bien a mi oído
cuanto
la tocas.
Tu
colonia tiene mejor fragancia,
cuando
te respiro, amor.
Tu
corazón raro,
golpea
cada día,
con
alegría,
mis
mil sombras.
Tu
vida,
mi
semilla,
germinó
entre
puertas casi cerradas,
sigiloso
miedo frío
en
noches de invierno olvidadas.
Estás,
te
miro,
en
una mañana imprecisa.
Te
acaricio sin manos,
entre
sonidos de cornetas,
con
movimientos incontrolados,
de
tus dedos ,
relámpago
Tus
ideas se agolpan,
te
destruyen,
golpeando
enjambres,
de
indoloras conexiones
y,
con
tus ojos
detrás
del grosor de tus gafas,
me
demuestras
que
Dios existe.