El manzano florece,
cada año,
con el fruto más dulce.
Como luciérnaga y libélula,
volando en el prado
soplando la brisa,
limpia y fresca.
Mi nariz se abre
a los olores,
a fragancias,
del rastro
del amor
sin ser primavera,
saboreando el gustillo
del cielo.
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